Esta obra, de gran vistosidad, se celebraba desde siempre cada dos años coincidiendo con los años impares; el hecho obedecía simplemente a que cuando se recuperó la pieza a principios de los años 70 se decidió hacer la representación con una periodicidad bianual. Sin embargo, fue en el año 2003 cuando la fuerte lluvia caída unas horas antes del inicio de la puesta en escena, obligó a suspender la representación, y se acordó celebrarla al año siguientes rompiendo así la tradición de los años impares.
Gracias a la iniciativa de Don Luis Mur, profesor que fue del Instituto de Huesca, y la ayuda del maestro Don Francisco Peñuelas, se pudo recopilar el texto íntegro de la obra en el año 1930; texto que hoy podemos disfrutar, si bien su lenguaje ha sido bastante modernizado, pues antiguamente su verso irregular se leía en fabla, aspecto que actualmente se ha perdido.
Este texto fue publicado como prólogo a la primera edición que se hizo del texto de La Morisma que redactó su autor, José Garzón Rodelgo, en julio de 1970. La edición del texto actual incluye las aportaciones de La Morisma de 1993 y se publica en el 25 aniversario de su recuperación como espectáculo en la Plaza de Aínsa.
Para recalcar la importancia de esta fiesta, basta mencionar que las Cortes de Aragón, reunidas en Zaragoza en el año 1676, acordaron conceder diez libras jaquesas, provenientes de los fondos del Erario Público, para contribuir a su celebración. Posteriormente, Felipe V y por Real Decreto de 1716, dispuso que se continuasen pagando las diez libras jaquesas para la conmemoración de esta fiesta que recordaba la victoria obtenida por el Rey Garci-Ximenez con la ayuda de la Cruz sobre los árabes.